viernes, 28 de marzo de 2014

Bariloche y El Bolsón, norte de la Patagonia argentina

Argentina también tiene región de los lagos, y los puntos principales para visitarlos son Bariloche y El Bolsón, junto con San Martín de los Andes.

Bariloche es la capital, así que después de 7 horas de bus desde Puerto Varas en Chile y cruzar de nuevo la frontera nos encontramos con una ciudad grande. Aún así, con mil encantos. Tuvimos, además, la suerte de encontrar couch, una pareja estupenda de argentinos, Flavia y Walter, que regentan una hostería, y que ahora en temporada baja han decidido hacer couchsurfing. Así que tuvimos las comodidades de un hostel y la hospitalidad de couchsurfing. Hemos compartido con ellos cuatro días y lo hemos pasado genial. Otra vez los anfitriones nos han hecho sentir como en casa. La primera noche Walter nos hizo unas pizzas caseras buenísimas, el viernes les hicimos una cena típica española con tortilla y salmorejo, que les encantó, y el sábado compartimos con amigos suyos y otros couchsurfers (una canadiense, un americano y una pareja de una española y un inglés) unos momentos inolvidables rodeados de empanadas caseras, vino, fernet (una bebida típica de aquí que se toma con cola) y mojitos.

Empanadas argentinas con buenísima compañía en casa de Flavia y Walter, Bariloche
En Bariloche visitamos el Cerro Campanario, desde el que hay unas vistas espectaculares a los lagos, y el Parque Municipal Llao Llao, donde estuvimos caminando durante todo el día viendo lagos y bosques, ¡y hasta nos bañamos! Estaba bastante fría pero apetecía tanto... El agua cristalina y un paisaje de postal. Y mucha suerte con el tiempo.
Vistas al Lago Nahuel Huapi desde el Cerro Campanario, Bariloche

El domingo fuimos a Colonia Suiza, a una hora en bus desde Bariloche, donde los domingos ponen un mercado de artesanía y hacen curanto al hoyo, una copia del de Chile pero sin marisco, y con precio de turista. Así que nos decantamos por el choripán, que nunca falla. Fuimos con Bea y Andrew, la pareja que conocimos en casa de Flavia y Walter porque también hacían couchsurfing. La feria de artesanía no tenía mucho, pero los postres eran todos espectaculares, la mayoría con frutos del bosque (típicos de la zona) y dulce de leche. ¡Así que nos pusimos las botas! Bea y Andrew están haciendo el viaje que en un principio íbamos a hacer nosotros, sudeste asiático y sudamérica, así que nos contaron sobre los 7 meses que han pasado en Asia y ya nos quedó claro que tendremos que pedirnos otro permiso no dentro de mucho :D
Después de Bariloche llegamos a El Bolsón el lunes a mediodía y nos quedamos sorprendidos de la cantidad de treks que se pueden hacer pernoctando en refugios. Así que decidimos alargar nuestra estancia y hacer uno de tres días y dos noches.

Esa misma tarde aprovechamos para ver la Cabeza del Indio y la Cascada Escondida, que se ven en una caminata corta de unas 2 horas y media que sale del pueblo. Y nos preparamos para nuestra excursión de tres días.

Cabeza del Indio, El Bolsón
Al día siguiente cogimos el bus de las 8.30 a Wharton, donde empezaba nuestra caminata. Después de 4 duras horas de subida llegamos al primer refugio, llamado Natación, frente a un lago precioso, donde David se bañó. Comimos y seguimos una hora más hasta el siguiente refugio, el Refugio del Hielo, donde hicimos noche. Era de película: en medio del bosque, todo de madera, hecho a mano, con lo básico, y chimeneas antiguas de forja donde se ponen las teteras para calentar agua. Es increíble que haya gente que viva así, aunque solo sea por los 6 meses que dura la temporada, aislados, sin móviles ni televisión y cortando leña para calentar una humilde cabaña.

Disfrutando de nuestro picnic en el Lago Natación, alrededores de El Bolsón
Llegando al Refugio del Hielo, alrededores de El Bolsón

Junto al Refugio del Hielo, mate y hoguerita

El miércoles fuimos al glaciar que hay cerca del refugio, a una hora y media por un camino muy duro y algo peligroso porque eran todo rocas y había tramos que había que escalar. ¡¡Y el loco de David se pegó un baño en el lago del glaciar!! (ver foto más abajo). Después seguimos hasta nuestro siguiente refugio, el del Cajón del Azul, que es uno de los puntos más populares de la zona. Al día siguiente visitamos el Cajón del Azul, y regresamos a El Bolsón.

Un loco bañándose en el lago del glaciar del Refugio del Hielo
El Cajón del Azul
Hoy ha empezado a estropearse el tiempo, aún así hemos ido al Bosque Tallado y al Refugio del Piltriquitrón con Cristian, un hombre muy amable que conocimos ayer y que nos trajo en coche a El Bolsón. El refugio está a 1500 m de altura y ha sido una suerte ir con él, porque nos hemos ahorrado la caminata de 3 horas  desde el pueblo hasta el aparcamiento, y solo hemos hecho la corta, aunque con mucha pendiente. Las vistas desde arriba son increíbles, lástima que el tiempo se estropeó. 

Haciendo el chorra en el Bosque Tallado
El Bosque Tallado, alrededores de El Bolsón
Refugio Piltriquitrón, alrededores de El Bolsón
Mañana vamos a San Martín de los Andes y de ahí a Pucón, otra vez en Chile. Y con eso terminará la parte patagónica de nuestro viaje, que ya ha cumplido un mes y 18 días.

Isla de Chiloé y Región de los Lagos, Chile

Tras más de un mes recorriendo la Patagonia argentina (con alguna pequeña incursión en la parte chilena) la semana pasada dejamos esta mágica tierra y nos adentramos en otro territorio remoto, la isla de Chiloé.

Desde El Chaltén fuimos a Los Antiguos en autobus 11 horas, desde donde caminamos 3 kms para cruzar la frontera. Llegamos a Chile Chico, a los pies del Lago General Carrera, e intentamos sin éxito hacer dedo hasta Río Tranquilo. Así que nos quedamos en este pequeño pueblito hasta el día siguiente, que viajamos en ferry y bus para llegar a Coyhaique. La idea era ir desde allí a Río Tranquilo, donde hay unas formaciones rocosas en el río llamadas la catedral de mármol, pero no tuvimos éxito. Era una odisea llegar y si nos arriesgábamos podíamos perder el barco del día siguiente a Chiloé.

En Coyhaique tuvimos un incidente muy desagradable con el alemán dueño de un hostel. Con muy mala intención, nos ocultó que no se podía usar la cocina, y solo cuando le pagamos, fuimos a comprar y estuvimos en la cocina con intención de cocinar, fue cuando de muy malas formas nos echó literalmente de la misma y dijo que nos podían alquilar un hornillo para cocinar en el jardín. Así que le pedimos que nos devolviera el dinero para irnos. Pero solo conseguimos que nos devolviera una noche por lo que tuvimos que quedarnos hasta el día siguiente...En fin, no todo va a ser bonito en el viaje.

El viernes embarcamos en Puerto Chacabuco y navegamos durante 32 horas hasta Quellón. El trayecto era muy bonito, y sobre todo al principio, entre canales y fiordos, pudimos disfrutar de unas vistas magníficas. Sin embargo, la parte final del viaje fue más pesada. Empezó a hacer muy mal tiempo y tuvimos que estar fondeados durante 3 horas. Al final llegamos con 4 horas de retraso a las 2 de la mañana.

El domingo, ya en Chiloé, nos encontramos con Mauri y Manuel en Castro, la ciudad más grande de la isla.
Destacan en ella la frondosa vegetación (todo es verde) y las múltiples iglesias que hay en cada pueblito, consideradas patrimonio cultural por la Unesco. Al día siguiente fuimos a Quinchao, una islita muy chula con vistas espectaculares, donde comimos paila marina, un caldo de marisco y pescado.

El martes dejamos Chiloé hacia Puerto Varas, ya en el continente. Pero de camino visitamos también Ancud, la última ciudad importante de la isla. Y en el humilde restaurante La Ñaña nos comimos un curanto espectacular. Es el plato típico de Chiloé y consiste en mejillones, almejas, carne, chorizo y patatas, todo al vapor, y tradicionalmente se cocina en un hoyo tapándolo con hojas. Estaba delicioso, sin duda lo mejor de Chiloé. Un plato para dos por solo 4.500 pesos chilenos, unos 6€. Para quedarse a vivir aquí...

Cerca de Ancud visitamos también La Pingüinera, donde pudimos ver a los últimos pingüinos que quedan en tierra porque se termina el verano y con él su época de apateamiento, y regresan al mar.

En Puerto Varas hemos estado dos noches y hemos visitado el parque nacional Vicente Pérez Rosales, y en él el Volcán Osorno (la última foto), los Saltos del Pehohué y el Lago Llanquihue. 

Ahora nos dirigimos de nuevo a Argentina, a su región de los lagos, con primera parada en Bariloche, a 6 horas en bus de aquí. Nos esperan más paisajes con montañas y lagos y por suerte un couch, y más historias que contar...

Quellón, primera parada en Chiloé
Iglesia de Castro
Los famosos palafitos con la marea baja
Vistas desde nuestro palafito en Castro, la casa de la Señora María
Iglesia en Dalcahue
Mariscos en La Ñaña, Ancud
El típico curanto: marisco, carne y patatas... ¡Riquísimo!
Vistas del volcán Osorno, Puerto Varas

miércoles, 12 de marzo de 2014

Parque Nacional de los Glaciares, Patagonia Argentina. El Calafate y El Chaltén: Perito Moreno, glaciar Viedma y cerro Fitz Roy

¡¡Ya llevamos un mes de viaje!! Ha pasado volando... Y no paramos de sumar lugares espectaculares, experiencias únicas y personas que dejan huella...

Después de un par de días de descanso en casa de la familia de Couchsurfing de Puerto Natales, el martes 4 nos despedimos de Gloria agradeciéndole el haber sido nuestra mamá chilena durante los días que pasamos allí. La verdad es que nunca la olvidaremos. Así que de nuevo con nuestras mochilas dejamos Chile para dirigirnos a nuestro próximo destino: El Calafate, en Argentina, pero esta vez a dedo.

Era la primera vez que lo hacíamos, pero nos habían dicho que en la Patagonia es relativamente fácil y seguro. Además del ahorro (unos 40 €), supone toda una experiencia. Recorrimos casi 300 km en 4 autos distintos y conocimos a gente muy distinta e interesante. En uno de ellos viajamos durante hora y media en la parte trasera de una camioneta con los 3 hijos.

Llegamos a El Calafate sobre las 4 de la tarde. Esta pequeña ciudad está a orillas del lago Argentina, que es el más grande del país y está formado por el deshielo de varios glaciares. Es la puerta de entrada al Parque Nacional de los Glaciares, donde se encuentra el famoso Perito Moreno.

Después de acomodarnos en un hostel súper acogedor, Nakel Yenu, paseamos por la ciudad y por la noche fuimos a un asador a probar el típico cordero patagónico. Pedimos un mix para dos personas (aunque en realidad comían 3, ¡por eso repetimos al día siguiente! :D ) con cordero, bife de chorizo y lomo. El cordero tiene un sabor muy intenso y especial y está muy jugoso. El asador se llamaba La Tablita y era un lugar muy acogedor con muy buena relación calidad-precio.

Al día siguiente, fuimos al parque para ver el Perito Moreno. Lo primero que hicimos al llegar fue dar un paseo en barco durante una hora, que te acerca al glaciar a solo 300 m y ofrece unas vistas alucinantes. La magnitud de las paredes del glaciar, el azul del hielo, el arcoiris que sobrevolaba el glaciar...una serie de factores que hacen difícil explicar las sensaciones. Las fotos captan una pequeña parte de lo vivido in situ.

Después nos trasladamos a la zona de las pasarelas, donde se realiza un recorrido de 3 horas a distintas alturas y desde distintos perfiles del glaciar. Ahí pudimos observar numerosos desprendimientos de hielo, que se producen porque el glaciar se desplaza hacia la península de Magallanes. Y eso, junto con algunos rayos de sol, provoca la caída de bloques de hielo gigantes. Eso sí, sufrimos el verdadero viento patagónico y pasamos nuestro día más frío, pero sin duda mereció la pena.

Mix de carne con cordero patagónico
¡¡Al ataque!!

Perito Moreno (¡con arco iris!)
Perito Moreno

Después del fabuloso Perito Moreno, nos dirigimos de nuevo a dedo a El Chaltén (a algo más de 200 km), al norte del Parque Nacional de los Glaciares. Tuvimos mucha suerte porque nos recogió una pareja de brasileños de nuestra edad que también iban a El Chaltén y estaban de vacaciones del carnaval. Y fue suerte porque nosotros pensábamos ir llegando a los cruces, pero nos dimos cuenta que una vez en la carretera pasaba un coche a las mil. Además era una pareja muy maja, a ver si coincidimos con ellos en Brasil... 

Una vez en El Chaltén, fuimos a buscar 'El Charito', la casa de nuestra nueva anfitriona de couchsurfing a la que nos envió Gloria. Y otra vez una experiencia inolvidable. Flor y sus hijos son gente maravillosa y a pesar de que solo acogen a viajeros que van con tienda de campaña en su jardín, nos hizo un hueco en su casa y nos acogió con una gran hospitalidad. ¡Muchas gracias Flor! ¡Nunca te olvidaremos! Por El Charito pasan también muchos viajeros, la mayoría viajan en bicicleta por toda Sudamérica... ¡Esos sí que son aventureros! Hemos conocido de nuevo a mucha gente interesantísima.

El Chaltén
"El Charito", nuestro hogar en El Chaltén
Con nuestra familia en El Charito
En El Chaltén no nos acompañó mucho el tiempo, mucho viento helado, nubes, lluvia e incluso algo de nieve. Aún así, en alguna pequeña tregua aprovechamos para hacer las caminatas obligatorias y la excursión por el hielo en el glaciar que tantas ganas teníamos de hacer. En un principio la íbamos a hacer en el Perito Moreno, pero varias personas nos dijeron que era mejor en el Glaciar Viedma porque había menos gente y es un glaciar más grande, por lo que la visión del campo de hielo es mayor. No podemos comparar porque no hicimos las dos, pero sí que podemos decir que fue increíble. Las fotos hablan por sí solas. Además, podemos contar una anécdota única. Un hombre francés de unos 60 años que venía en la excursión, no sabemos muy bien por qué, no se dio cuenta de que había un lago pequeñito en el glaciar, ¡¡y se tiró literalmente!! ¡¡Se metió entero, hasta la cabeza!! Eso sí que fue impagable... :D
Glaciar Viedma
En el hielo del Viedma
Los demás días visitamos el famoso Lago del Desierto, desde donde se hace una caminata corta hasta el Glaciar Huemul, y también hicimos la caminata de 8 horas a la Laguna de los Tres. Por suerte ese día se despejó el cielo. Al subir a la parte más alta se tienen unas vistas que superan pocos paisajes, te quedas sin palabras. Podemos decir que es lo más bonito que hemos visto hasta ahora. ¿Qué opináis?
Laguna de los Tres, vistas del Fitz Roy

lunes, 3 de marzo de 2014

Parque Nacional Torres del Paine, sur de la Patagonia Chilena

Según la guía Lonely Planet "Sudamérica para mochileros", este es probablemente el parque más bonito de toda sudamérica. Y aunque tendríamos que ver muchos más para confirmarlo, lo que sí que podemos decir es que es espectacular.

Hicimos el circuito de la W, cuatro días de caminata por el parque. Decidimos alojarnos en refugios porque el tiempo en el parque puede ser impredecible, y sin un buen equipo de camping (como en nuestro caso) la experiencia se puede arruinar por completo. La primera noche la pasamos al llegar al parque, en el Refugio Torres Central, cerca de la entrada Laguna Amarga. Al día siguiente salimos con nuestras mochilas hacia el Refugio El Chileno (unas 2 horas), donde pasamos nuestra segunda noche. Al llegar al refugio, la caminata seguía 2,5 horas más hasta una de las partes más bonitas del parque, el mirador de Las Torres. Sin embargo, lamentablemente, cuando llegamos al refugio El Chileno llovía bastante y estaba muy nublado, así que nos quedamos en el refugio con la esperanza de que mejorara el tiempo. Y por suerte así fue. Así que por la tarde subimos al mirador, y aunque al subir encontramos más nubes de las que nos imaginábamos, el tiempo nos regaló unos minutos de cielo despejado para disfrutar de la vista de las torres después de la ardua subida. Desde el mirador también se podía ver el lago color esmeralda que rodea la base de las torres. Un regalo para la vista.

Al día siguiente, la ruta eran unas 5 horas hasta el siguiente refugio, Los Cuernos. Sin embargo, cuando nos levantamos hacía un día precioso y despejado, así que David decidió subir de nuevo al mirador de Las Torres y sacar las fotografías con el sol brillando que no pudimos sacar el día anterior. Después de comer nuestro menú único de sandwich de salami para los cuatro días (para el mediodía, porque para la cena el menú único era una lata de atún) salimos hacia Los Cuernos. Las vistas también fueron impresionantes, junto a uno de los lagos del parque y las montañas con los picos nevados.

El tercer día fue el más largo, un total de 12 horas. Primero fuimos de nuestro refugio al Campamento Italiano, donde afortunadamente podíamos dejar las mochilas para continuar ya sin peso durante 3 horas más hasta el Mirador Británico, pasando por el Valle del Francés. Esta parte es preciosa y las vistas desde el mirador son indescriptibles. Además tuvimos muchísima suerte con el tiempo porque aunque con viento, los cielos estaban despejados y se podía tener una vista espectacular. De hecho, los guardaparques subieron a hacerse fotos y nos dijeron que no solía haber días tan despejados. Después de las espectaculares panorámicas regresamos al Campamento Italiano, y por el camino alucinamos con algún que otro alud, algo impresionante. Ya en el campamento cogimos las mochilas y fuimos al siguiente refugio a 2,5 horas, el Lodge Paine Grande, junto al lago Pehoé.

El cuarto y último día también fue duro, en parte por los kilómetros y el cansancio acumulado. La ruta consistía en unas 4 horas hasta el mirador del Glaciar Grey, desde donde se tiene una vista frontal del glaciar impresionante. Más o menos a mitad de camino está el mirador del Lago Grey, desde el que se ve el lago del deshielo y el glaciar a lo lejos. Después de otros 11 km de vuelta hasta el lodge, cogimos el catamarán que cruza el Lago Pehoé para llegar a la portería Pudeto y coger el bus de regreso a Puerto Natales, a 180 km.

Han sido 4 días muy intensos en los que hemos recorrido un total de 75 km entre valles, ríos, montañas, lagos y glaciares. Ha sido duro pero muy valioso. Sin duda algo que nunca olvidaremos. ¡Disfrutad de las fotos!
Las Torres

Valle del Francés

Mirador Británico
Glaciar Grey

Glaciar Grey