Después de nuestros días de playa en Santa Marta y alrededores seguimos en el Caribe, pero combinado con una ciudad colonial preciosa: Cartagena de Indias. Todo el mundo nos había dicho lo bonita que era, y no nos defraudó. Sus pequeñas calles con edificios coloniales, sus murallas, sus iglesias, sus carros de caballos... hacen que sea un placer pasear por la ciudad, sobre todo al caer la tarde, cuando se calma el sofocante calor.
El primer día en Cartagena nos dedicamos a planerar qué íbamos a hacer. Y justo al llegar nos encontramos por la calle con los madrileños que conocimos en Santa Marta, Naomi y Alberto, así que por la tarde quedamos con ellos para tomar algo y despedirnos, quizá hasta la siguiente ciudad...
Al día siguiente conocimos Cartagena. Visitamos el Fuerte de San Felipe, algunas iglesias y callejeamos por el centro histórico. Por la tarde fuimos al mercado artesanal y a ver atardecer desde las murallas.
El miércoles fuimos a la isla de Barú, concretamente a Playa Blanca, una de las playas más bonitas en las que hemos estado. Fuimos como van los colombianos: en bus hasta Pasacaballo (un pueblo cercano) y luego en mototaxi hasta la misma playa.
Cuando pisamos la arena nos quedamos boquiabiertos por la belleza de la playa: agua azul critalina, arena blanca y naturaleza pura. Y lo mejor, unas cabañitas rústicas donde pasar la noche en la misma playa, frente al mar y con el sonido de las olas mientras te quedas dormido...
Pasamos dos días y una noche en este auténtico paraíso, donde hasta la comida es un regalo del cielo: ensalada de frutas tropicales para desayunar, langostas recién pescadas para la comida, y entre baño y baño cangrejos y ostras con un chorrito de lima para ir picando. Y cuando cae el sol, un buen cóctel servido en una fruta caribeña. Y todo esto a precios locales ¿Qué más se puede pedir?
Lamentablemente todo tiene un fin y tuvimos que despedirnos de Playa Blanca. Volvimos a Cartagena por la tarde y para acabar bien el día fuimos a cenar a una cevichería, donde seguimos con un marisco delicioso y una paella tropical mulata para chuparse los dedos. Había que despedirse de esta ciudad y la costa caribeña como es debido.
Las fotos y la playa hablan por sí solas. Con esto decimos hasta luego al Caribe, porque nos esperan San Andrés y Providencia la semana que viene.
Jajaja... Bueno, pues el verano que viene cruzáis el charco ;) Espero que lo hayáis pasado bien en la semanita breve pero intensa. Un beso muy grande!!
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